EL TEMOR A LA REACCIÓN DEL OTRO.  Existe una tendencia importante tanto a quitar importancia como a no creer el relato de las víctimas, malversando su estado emocional para justificar sus palabras...

LA CULPA: "Algo tendría yo qué ver para que esto ocurriera". Los niños tienden a sentirse culpables si sus padres se separan, o discuten...el mecanismo psicológico para soportar los abusos pasa por asumir parte de la culpa, otrorga cierto sentido de control y justifica tales aberraciones...El peso de la injusta culpa lleva al autodesprecio, automutilación y en ocasiones al suicidio, literal o representado, noche tras noche y dia tras día...

LA VERGUENZA. ¿quien quiere ser tratado así por las personas más importantes de su vida?. En una muy alta proporción los abusos sucenden en el ámbito intrafamiliar. L@s niñ@s sulen guardar silencio y el secreto porque no quieren identificarse con lo que están viviendo. Todos y todas queremos sentirnos amados y amadas por las personas que amamos y presuponemos deben hacerlo, como mamá y papá, o el hermano...así forjamos nuestra autoestima en los priomeros años de nuestra vida, a través de la mirada del otro nos valoramos, ¿qué pasa cuando el otro me mira como un objeto sexual y no le importa que yo sufra?

La verguenza está estrechamente vinculada a la culpa, me averguenzo de lo que me sucede y me siento culpable, me lo hacen porque me lo merezco, porque soy mal@...

La coartada es perfecta, ni siquiera hace falta intimidar para que la víctima guarde silencio...Lo peor de guardar silencio es que te hace cómplice de tu agresor o agresores y permite que siga perpetuándose..., necesariamente supone una ruptura entre tu conciencia y tus sentimientos en lo más profundo de tu ser, creando un eco interno que al cabo de los años oyes y ni siquiera sabes de dónde procede en muchos casos, con el que han de convivir las vícitmas mientras el resto juega, salta, rie...no es de extrañar que estos niños y niñas se aislen y prefieran estar sol@s o con personas mayores donde buscan la protección que no encuentran por parte de sus cuidadores principales.

Así se cierra el círculo, la tela de araña que atrapa a estas personas y las engulle hasta que lo rompen hablando...por eso es tan importante una actitud receptiva y de respeto por parte de la persona que escucha y en quien se está confiando. Sólo así las víctimas encuentran la oportunidad de ser reparadas del daño infringido, negársela supone una revictimización que aleja al/a menor de toda posibilidad de recuperación.