Web de ayuda psicologica a Supervivientes de ASI

En el momento social que vivimos actualmente, de marcado carácter violento que impregna nuestras vidas y las de nuestros hijos, en sus múltiples facetas, las acciones dirigidas a la prevención y promoción de conductas y actitudes alternativas a la violencia, la detección e intervención temprana y paliativas son fundamentales.

Como parte integrante del sistema, TÚ puedes contribuir a cambiar la situación, como decía Sylvia Pankhurst, famosa escritora de "La historia del Movimiento del sufragio de las Mujeres" :

“No se puede cambiar el mundo tanto como quisiéramos
pero sí se pueden dar pequeños toques”
(Sylvia Pankhurst)

En éste sentido, es fundamental estar abiertos y conocer la realidad actual, en la que menores agreden, acosan, abusan sexualmente y violan a sus propios compañer@s. Los casos de Bulling, nos están dando a conocer una parte de la realidad que anteriormente permanecía oculta y que cada vez es más frecuente.

Es también un hecho lamentablemente frecuente que los padres y madres piensen que el Abuso sexual no sucede entre menores, o no saben diferenciar entre las "conductas amorosas" propias del desarrollo psicosexual infantil que tiene un periodo determinado de exploración y luego desaparecen, del abuso propiamente dicho que suele extenderse en el tiempo, y que en muchas ocasiones sucede en el seno de la propia familia.

Así por ejemplo, una niña puede tocar en un momento dado el pene de su hermano o un compañero de juego, para ver cómo "se pone gordo" y acto seguido seguir jugando. En éste caso ni existe intencionalidad ni conciencia de sexualidad. No así en el caso en el que un menor utiliza a otro para excitarse, humillarlo o "castigarlo", o simplemente demostrar que es el "jefe" de la clase, estereotipos por otra parte que son absolutamente necesarios que cambien en una sociedad que sobredimensiona el poder y abusa de él en sus relaciones interpersonales con otros.

Conocemos casos en las que madres que, "pillan" a sus hijos manteniendo relaciones sexuales con sus primos, hermanos, vecinos...piensan y dicen: "ah, pero si tu te dejas", y piensas que sus hijas son perversas, o unas busconas...,

Este tipo de actuación por parte de las madres, como principal cuidador, aquellas de "son niños, están jugando", o, desacreditándoles si los niños lo cuentan buscándo ayuda, crea complicidad tanto con el abuso como con el agresor y lo perpetúa, otorgándo más poder al agresor y victimizando más a la víctima.

Mención especial merece también el Consentimiento.El hecho de que un niño participe en una actividad sexual, incluso sin violencia y "voluntariamente" no significa que consienta, del mismo modo que el silencio no significa un sí, también puede significar parálisis y terror.

El niño, por su edad y desarrollo psicológico carece de la posibilidad de elección, ¿si no puedes elegir qué puedes hacer?.

Del mismo modo, el niño no está preparado para preveer las consecuencias de sus actos, no así el adulto, lo cual le exíme de toda responsabilidad frente a éste.

Ambas dimensiones: elección y previsión de consecuencias a largo plazo, están implicadas en la toma de decisiones, motivo por el cual, no podemos hablar de consentimiento hablando de niños.

Por su parte, el comportamiento de victimización, resultado del padecimiento de un abuso reiterado, se caracteriza por la indefensión y está estrechamente vinculada tanto a la depresión como a la falta de desarrollo de estrategias de afrontamiento efectivas, que pudieran permitirle salir de la situación de abuso. Así mismo, también predispone a la re-exposición a situaciones abusivas por la autopercepción de ineficacia personal y la percepción de falta de control sobre su vida.

Como padres y madres tenemos la responsabilidad de proteger a nuestros hijos y garantizarles un desarrollo adecuado en el que puedan crecer sanos, seguros, felices y libres para llegar a ser cuidadanos activos, autónomos y competentes, que puedan integrarse en la sociedad del futuro, una sociedad asentada sobre los principios del respeto y la paz, no entendida como la ausencia de guerra, sino como bienestar social.